jueves, 19 de abril de 2012

A vosotros

A vosotros I

Me tienes. Soy tuya. Has girado la llave y la has guardado.

¿Tanto miedo te doy? Me has escondido en un rincón y eres incapaz de soportarlo.
Yo, encerrada, lejos de ti pero tuya, comparto el limbo de los juguetes viejos.

Ayer comprendí el chiste ancestral de un árbol muerto. Por un momento fuiste lo que nunca serás: uno de los nuestros.









A vosotros II
Comparto soledad con el resto de tus fracasos.
Soy una muñeca preciosa, ¿verdad?
El eterno orgullo de haber apresado una pieza rara, una joya, un libro descatalogado.
Y todavía te extraña cuando me das de comer y te muerdo.






A vosotros III
Mea culpa.
Busco el cautiverio al que estoy acostumbrada.
Lo odio y lo amo.
Porque sin estos barrotes crecería tanto como sé que en realidad soy.
Sería muy salvaje, muy libre.
Ser yo…
Y lo sería pero me tengo miedo.
Casi tanto como el que tú me tienes a mí.
Cobarde.

viernes, 6 de abril de 2012

Pienso mucho en madurar, es algo a lo que aspiro.

Sin embargo, me doy cuenta de que se habla de madurar en general. Me ha llevado tiempo darme cuenta de que no se trata de "madurar" sino de responsabilizarse de uno mismo. 

En la vida hay varios aspectos que nos rodean y la confusión radica en que lo que para uno es madurar para otro no lo es. Madurar es ser independiente en todos los sentidos. Económicamente, de pensamiento, dentro de la pareja, de tu familia... Por eso, una persona puede ser muy madura en un aspecto y muy infantil en otro.

Lo verdaderamente difícil es hacerse cargo uno de sí mismo y, para eso, hace falta conocerse. Y tiempo, mucho tiempo. Conocerse a sí mismo incluye también rechazar lo que es de los demás, saber cual es tú propia basura y cual te están imponiendo. Hacerse cargo de los demás sin ser consciente de que lo estás haciendo es matar parte de uno mismo. 

Y madurar es no cargar con tu basura a los demás. Eso no significa no hablar de tus problemas, no compartirlos, significa hacer consciente el pensamiento o sentimiento inconsciente que te tortura y no martirizar a los demás sin saber qué es lo que te pasa. Una vez que es consciente puedes manejarlo, puedes ser responsable de ti mismo.

Y eso es madurar.