Me tienes. Soy tuya. Has girado la llave y la has guardado.
¿Tanto miedo te doy? Me has escondido en un rincón y eres incapaz de soportarlo.
Yo, encerrada, lejos de ti pero tuya, comparto el limbo de los juguetes viejos.
Ayer comprendí el chiste ancestral de un árbol muerto. Por un momento fuiste lo que nunca serás: uno de los nuestros.
A vosotros II
Comparto soledad con el resto de tus fracasos.
Soy una muñeca preciosa, ¿verdad?
El eterno orgullo de haber apresado una pieza rara, una joya, un libro descatalogado.
Y todavía te extraña cuando me das de comer y te muerdo.
A vosotros III
Mea culpa.
Busco el cautiverio al que estoy acostumbrada.
Lo odio y lo amo.
Porque sin estos barrotes crecería tanto como sé que en realidad soy.
Sería muy salvaje, muy libre.
Ser yo…
Y lo sería pero me tengo miedo.
Casi tanto como el que tú me tienes a mí.
Cobarde.