lunes, 18 de febrero de 2013

El miedo no es real

<<Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad. Morir es como nacer: sólo un cambio.>>
 La casa de los espíritus. Isabel Allende.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La fórmula del doctor Naranjo para sanar la civilización

(Publicado en Cultura|s La Vanguardia Miércoles, 8 junio 2011-ESCRITURAS)

Perfil Psiquiatraybudista, académico y sufí, el
doctor Claudio Naranjo es un gran referente de la
Gestalt y lapsicología transpersonal.Hay que leerlo
para entender la psicoterapia actual



POR DAVID BARBA
Pocos conocen lo que le ocurrió durante los cuarenta días que pasó a solas en Arica, al norte de Chile: su retiro en el desierto resultó ser su viaje del héroe y “el principio de una vida contemplativa”. Corría el año 1970 y el doctor Claudio Naranjo (Valparaíso, 1932) acababa de atravesar por el peor momento de su existencia: apenas unos meses antes su único hijo, de once años, había muerto en accidente de tráfico. Naranjo ya era entonces una eminencia en Berkeley, pero su crisis personal lo llevó a seguir buscando hasta entrar en contacto con el Eneagrama, una secreta técnica de autoobservación que sólo había llegado a Europa fragmentada a través del ocultista armenio George Gurdjieff en los años veinte. A partir de su experiencia en el desierto, Naranjo se dedicó a sistematizar aquella antigua disciplina y creó una caracterología académica que bautizó como Psicología de los Eneatipos: unmapa de las pasiones humanas basado en una descripción de nueve tipologías básicas de la neurosis. “De ellas, vi que ocho correspondían con gran exactitud a diversos síndromes descritos en el DSM”, vademécumamericano de la psiquiatría. La excepción era el Eneatipo Tres, síndromede la personalidad mercantil, la falsedady el autoengaño vanidoso, cuya exclusión se debe a que “se trata, precisamente, de la neurosis nacional americana”.

Pero ¿qué tiene que ver la neurosis con la identidad nacional? “Los males del mundo son los males del alma”, responde el doctor Naranjo. “El autoritarismo y elmiedo del Eneatipo 6, la conformidad y el comportamiento gregario del Eneatipo 9, la corrupción y la fraudulencia en el Eneatipo 7, etcétera, también son males sociales”.En Sanar la civilización, Naranjo se dedica a explorar estos “males”y sostiene que hay remedio a nuestra hybris.“A quien piensa que el mundo tiene arreglo se le ve hoy como un Quijote. Por suerte, el desarrollo humano va parejo a la esperanza, y yo la tengo”.

Virtud sin moralismos
Figura imprescindible de la California de los 60, investigador de etnofarmacia, doctor honoris causa en Udine… La académica es sólo una de las posibles cartas de presentación de este filósofo antiguo trasplantadoa los tiempos de la crisis global: Naranjo es uno de los últimos pensadores holísticos, un referente en el encuentro entre las tradiciones de Oriente y la psicoterapia de Occidente. Iniciado en el mundosufí por Idries Shah, cristiano heterodoxo ordenado rabino, discípulo de Swami Muktananda, Suleyman Dede, el Karmapa XVI y Tarthang Tulku Rinpoché, así como heredero de Fritz Perls, el azote verbal que se gasta este peculiar orador de luengas barbas ha hecho de él un conferenciante que llena allí donde habla.

Naranjo también se ha convertido en un referente para miles de psicoterapeutas en todo el mundo. “La psicoterapia ya no piensa que los seres humanos seamos esencialmente caníbales y asesinos, como aseguraba Freud. El florecimiento de las terapias humanistas y transpersonales del siglo XX ha dejado claro que la destructividad humana puede sanarse si las personas ponen cierto empeño en su desarrollo interior”. Entonces, ¿por qué es tan difícil cambiar? ¿Dónde reside la raíz de nuestros males? “En la hegemonía de la mente patriarcal.Y ni siquiera me refiero al dominio de los hombres sobre las mujeres. El verdadero problema radica en una visión del mundo que impone la razón, la jerarquía y la violencia en todos los ámbitos de la vida, desde las relaciones personales y profesionales hasta la escuela”.

Cita Naranjo a menudo a Lao Tse: “Cuando la armonía natural se perdió, surgieron las leyes”. Y nuestras leyes son parches, deformaciones de una experiencia primaria de virtud originaly obediencia a uno mismo. “Lo que consideramos nuestra condición civilizada es una barbarie mayor que la de aquellosaquienes llamamos bárbaros. Exaltamos el progreso científico y tecnológico, pero ¿y si juzgáramos nuestra civilización de acuerdoacualidades como la benevolencia, la capacidad de convivir pacíficamente o la apertura a la dimensión espiritual de la vida?”.

Las diversas neurosis no son más que respuestas adaptativas ante las agresiones de la sociedad patriarcal, y por ello sanar la civilización pasa por recuperar nuestra instintividad y nuestra proximidad a los demás: “Así como los niños y las mujeres han sido anulados por la mente patriarcal, también cada uno de nosotros ha aplastadoa sumujery suniño interiores. El cerebro intelectual ha desarrollado un régimen policial interno que se correspondería con el superego freudiano. Nuestro proceso de maduración pasa por ir dándonos cuenta de que, para funcionar bien, no necesitamos de ese policía interior”.

 Del mismo modo, tampoco necesitaríamos de un policía externo, sino de una sociedad más cooperativa y, al mismo tiempo, más  anárquica, donde paralelamente se dé espacio a normas “un tanto tiránicas”, las justas para delimitar un marco que se ocupe del bien común. “En definitiva, la salida no está en cambiar el patriarcado por un matriarcado, sino en equilibrar individual y socialmente a los tres miembros de nuestra familia interior: padre, madre e hijo”.

Naranjo se refiere a los tres centros (instinto, emoción y razón) o cerebros, que según su visión se corresponden con los tres amores: el eros tiene que ver con el gozo espontáneo del niño; la ternura y la compasión, valores maternales, son el terreno esencial de las emociones; la filia o amor devocional tiene que ver con lo paternal, y tanto se puede manifestar en misticismo como en enamoramiento.

En La mente patriarcal, Naranjo defiende que apliquemos a los niños una educación en la virtud sin moralismos. “El moralismo es secretamente inmoral: menosprecia para dominar y además se convierte en enfermedad cuando lo volvemos contra nosotros mismos. En cambio, la condición virtuosa es aquella en la que los actos resultan buenos porque uno está bien”. ¿Y qué hay que hacer para estar bien? “Integrar mente, emoción e instinto. Un trabajo colectivo de integración a través de una educación transformadora para reintegrar nuestros tres cerebros no sólo representaría una cura posible para el alma, sino también para la sociedad”.

La fórmula del doctor Naranjo posee aún un cuarto ingrediente: el factor neutralizante. Y ahí entra el shunyata o vacío lleno de la meditación. Con la experiencia cotidiana del desapego, el ser humano se dota de una identidad flexible, de una capacidad para identificarse con el centro aparentemente vacío e inefable de nuestro ser. Ello nos da mayores posibilidades de evitar que nuestras máscaras o roles sociales nos tiranicen. “Existe una tiranía del instinto, del falso amor y de la falsa devoción. Todas las formas de amor pueden degradarse. Y esto lo observamos constantemente en el mundo: apego al placer, bondad fingida, respeto compulsivo a una autoridad injusta… Acceder a un amor más esencial pasa por desprendernos de nuestras mentiras. Hay una falsa devoción a los ideales: por ejemplo, el patriotismo es una especie de obligatoriedad cultural; y qué decir de la mercantilización del sexo: si hubiera libertad sexual, no existiría la pornografía…”.

La máquina de moler egos
En Cambiar la educación para cambiar el mundo Naranjo defiende que la educación debería ser un espacio para el desarrollo de personas completas en vez de estar consagrada a la instrucción. “Así planteada, la educación les roba tanto a los educandos como a los educadores la oportunidad de sanar, evolucionar y descubrir una vida verdadera. Nopodemos crear una educación nueva si los formadores no desarrollan competencias para formar seres humanos”.

Hace 40 años, Naranjo desarrolló con estudiantes del Instituto Esalen un programa-currículo llamado SAT para formar personas que se conozcan a sí mismas. El programa desapareció de EE.UU. cuando el doctor se dio cuenta de que algunos avispados ex alumnos se dedicabanacopiarleyadar cursillos sobre Eneagrama. Hoy, existe toda una “cultura popular del Eneagrama” de la que Naranjo reniega; la inundación de autoayuda
basada en esta técnica es una buena muestra de ello y hasta la CIA o Pizza Hut la utilizan en sus procesos de selección de personal.

En los años 80, Naranjo decidió volver a enseñar lejos de Estados Unidos. VinoaEspañay el Programa SAT volvió a nacer. También escribió Carácter y neurosis, conocido como la Biblia del Eneagrama: un libro demoledor que noqueará a quien se atreva a lanzarse a la búsqueda de su eneatipo. Hoy, la Fundación Claudio Naranjo, con sede en Barcelona, organiza los cursos SAT en España y el programa se ha expandido por Europa y América Latina.

Pero ¿en qué consiste esta “máquina de moler egos”, como la define su autor? El programa SAT no se basa sólo en el estudio del Eneagrama, sino que en realidad es un engranaje de 17 piezas distintas: meditación budista tibetana, teatro terapéutico, terapia Gestalt y transpersonal, convivencia, proceso Hoffman..., una bomba de transformación personal, según muchos ex alumnos.

Ya sea en sus libros, cursos vivenciales o píldoras de YouTube à la Zizek, Claudio Naranjo se ha convertido en un ideólogo fundamental contra el statu quo personal y social. Su obra quiere que entendamos cómo nos estamos cargando el mundo a partir de nuestro oscurecimiento óntico, y es, en conjunto, un tratado de educación existencial sobre las maneras en que aprendemos a falsear el amor para sobrevivir al autoritarismo y la represión del goce de vivir.

Por suerte, Naranjo también deja una puerta a la esperanza: “Hasta ahora sólo hemos estado intentando remediar los síntomas de nuestro mal sin atender a su naturaleza fundamental: que las grandes civilizaciones son patriarcales, y la estructura patriarcal de la sociedad, ensalzada durante milenios, ahora se nos ha tornado peligrosamente obsoleta”. Lo que entraña que, si hemos de sobrevivir a esta crisis generalizada, “habremos de poner en tela de juicio el concepto mismo de civilización”.
Ahí es nada, doctor Naranjo.