Pienso en qué me quedaría yo sin todas las distracciones:
Sin las comparaciones, sin el perfeccionismo, sin la música, sin el runrún constante de la cabeza, sin las elecciones diarias, sin cargar con la mierda de otros, sin los libros, sin el qué me pongo hoy, sin la tele, sin las conversaciones de ascensor o las conversaciones realmente importantes, sin las feromonas ni el sexo, sin mi madre, sin mis aspiraciones ni mis ideas, sin la lista de la compra, ni lo que tengo que hacer ni lo que debo hacer, sin la rutina...
Sin las cosas que me gustan y sin las cosas que no me gustan.
Sin las distracciones.
Y solo quedo yo. Y, al quedar solo yo, no tengo más remedio que mirarme, mirar la vida, mirar la humanidad. Se me ocurre que da miedo y da rabia.... pero también da mucha risa.
Deberíamos tener otra vida después de morir, como si esta fuera solo la de prueba.
....
Qué cojones, deberíamos aprender a vivir esta.
